lunes, 1 de octubre de 2007

Siguiendo una línea...


Siguiendo una línea por así decirlo, vuelvo a las palabras. Quizás ellas sean las únicas que sirven para mí. Las que están en estos momentos de angustia e incertidumbre creativa. Son extrañas, porque cuando me siento bien no las necesito en la hoja, sino en mi boca. No se si son las mejores aliadas porque a veces pueden resultar autodestructivas. Son como una droga que junto a la música, el vino y el cigarrillo me acompañan mejor que nadie. Ninguna persona puede hacerme sentir como ellas cuando me piden nacer. Ellas son mías y de nadie más. Son fruto de mi solitaria y egoísta necesidad. Es raro, pero en estos momentos son ellas las únicas capaces de darme cierto sosiego. No me pregunto porqué. Sólo me dejo llevar y las vuelco como mejor se sienten. Me siento un tanto servil al someterme a ellas, pero la sensación de serenidad que me proveen creo que bien lo vale. Reconozco que al leerlas, muchas veces me hacen sentir menos que muchos, pero eso le pasará a esos muchos también con respecto a otros muchos y así eternamente. ¿Qué triste buscar consuelo en las sensaciones de otros, no? Será que no logro centrarme en mí mismo y necesito buscar en otros lo que para mí quisiera. Es difícil encontrarse con el verdadero Yo y todas sus miserias, pero creo que más miserable sería negarse a buscarlo.

2 comentarios:

Mariam dijo...

Hay que tomarse unos mates cada tanto con simismo.

Noly dijo...

Todo ser humano necesita descubrir, conquistar y amar ese "yo" interior...que, de tanto en tanto, sale a recorrer las calles del pensamiento y nos toma por asalto aquellas verdades que nuestros labios se niegan pronunciar