miércoles, 28 de abril de 2010
D-escribir en Soledad
Escribir fue una manera de vengarme. Criado por cuatro mujeres que hablaban solas decidí que mi descarga vital sería en letras escritas como para que no pudieran interrumpirme más. Para escribir hay cuatro cosas fundamentales: vivir intensamente, leer, la experiencia del amor y de la muerte. El amor es hielo abrasador, fuego helado, herida que duele y no se siente, un soñado bien, un mal presente, un breve descanso muy cansado. La diferencia es que Gabo escribió Cien años de soledad mientras yo me masturbo en soledad. La ironía es que ni siquiera tengo una Soledad que haga los honores de amarme esta noche. Tenemos que ser capaces de descubrir la música de la que somos dueños. Al periodista le toca escribir una historia tan buena que parezca mentira; al escritor de ficción le toca contar una historia tan buena que parezca verdad. El arte es un juguete, la literatura es un juguete, el periodismo también es un juguete y es muy difícil. A los periodistas no les queda casi tiempo de jugar con las palabras.
lunes, 26 de abril de 2010
Estado de domingo
Los fantasmas del domingo aparecen en mis tiempos de paz. Me cuesta estar acostado, en poción de relajación, asumiendo el tiempo de sosiego. Frenar me agobia. Me hace bien un rato pero después se pasa y tengo que arrancar en quinta de nuevo. Fackin bipolaridad mental. Acelere vital sin saber manejar. Intuyo que voy directo al choque. Después, presintiendo el final, me río y hago la curva justa o injusta para seguir viaje. Ahí voy otra vez por la ruta indefinida.
El domingo debe tener una energía especial. Me pega mal cuando me agarra de repente en pleno viaje. Apenas mi hijo logra sacarme de ese estado dominical. Jugar con él, darle de comer, cambiarle el pañal y llevarlo a su cuna me saca del fantasmagórico agobio y me recuerda que puede haber vida durante el domingo. Antes era el fútbol, pero de a poco, las tres opciones de victoria, empate o derrota sometidas a la fidelidad de un solo equipo también me aburrieron.
Quizás el hacer lo que me gusta en la mayoría de las ocasiones evita que me sienta obligado a descansar al séptimo día. Creo que no nací para meditar ni para meditabundear. En realidad no se para qué ni porqué nací pero tampoco me interesa por ahora. Las ganas de sobrevivir el domingo superan las ganas de averiguarlo.
El domingo debe tener una energía especial. Me pega mal cuando me agarra de repente en pleno viaje. Apenas mi hijo logra sacarme de ese estado dominical. Jugar con él, darle de comer, cambiarle el pañal y llevarlo a su cuna me saca del fantasmagórico agobio y me recuerda que puede haber vida durante el domingo. Antes era el fútbol, pero de a poco, las tres opciones de victoria, empate o derrota sometidas a la fidelidad de un solo equipo también me aburrieron.
Quizás el hacer lo que me gusta en la mayoría de las ocasiones evita que me sienta obligado a descansar al séptimo día. Creo que no nací para meditar ni para meditabundear. En realidad no se para qué ni porqué nací pero tampoco me interesa por ahora. Las ganas de sobrevivir el domingo superan las ganas de averiguarlo.
Pose-ido
Posesión. De poseer. Pasión. Juicio. Perder el juicio. Culpable. Loco. Insano. Inocente. Demente. De-mente. De menta. Saborizado. Sabor menta. Miente. Es de chocolate. Sabe distinto. O no sabe. Es un ignorante. O nadie le enseñó a decir que no. La compulsión a decir que sí enceguece.
Viajar hacia el norte desde Buenos Aires siguiendo la ruta del Che. Llegar hasta Bolivia, Perú, Latinoamérica toda. Hasta el Caribe…a escri-vi-vir.
Viajar hacia el norte desde Buenos Aires siguiendo la ruta del Che. Llegar hasta Bolivia, Perú, Latinoamérica toda. Hasta el Caribe…a escri-vi-vir.
viernes, 23 de abril de 2010
Pensamientos y existencialismo
¿Es acaso mi Inconsciente quien pretende expresarse en este momento? Pienso, pero mientras tanto no dejo de escribir. A modo de marioneta mis palabras fluyen guiadas por quién sabe qué energía. Puedo ver los cordeles que movilizan mis pensamientos, y aunque persiga sus recorridos, desaparecen en la altura cual pico de montaña cubierto de nubes. Sabemos que ahí, detrás de esa esponjosa nubosidad se encuentra el punto más alto de tales accidentes geográficos. Cómo despejar el cielo cuándo apenas puedo verlo. Si, lamentablemente el único sentido que nos comunica con aquello a lo que llamamos cielo, es la vista.
En este viaje me propongo trepar amarrado a mis propios cordeles, e intentar saber a caso quién o qué los manipula. Como dije en un principio quizás se trate de mi Inconsciente, me hablaron mucho de este individuo, al parecer todos tenemos uno propio. Es decir que podría existir un mundo paralelo donde nuestros Inconscientes interactúan entre si y hacen de su voluntad nuestras acciones y emociones repercutiendo de diversas formas en aquello que llamamos “vida” o bien podemos bautizarla Consciencia. Desde ya es curioso que Inconsciente y Consciencia pertenezcan a sexos opuestos. Tendrán acaso la posibilidad de procrearse generando familias, tribus, etnias, culturas, lenguajes, regiones geográficas…
No lo podemos afirmar, lo cual deja una puerta abierta a la investigación de quienes abocan sus Consciencias a estudiar el Inconsciente.
Nicolás Cattáneo.
13 de abril de 2010.
En este viaje me propongo trepar amarrado a mis propios cordeles, e intentar saber a caso quién o qué los manipula. Como dije en un principio quizás se trate de mi Inconsciente, me hablaron mucho de este individuo, al parecer todos tenemos uno propio. Es decir que podría existir un mundo paralelo donde nuestros Inconscientes interactúan entre si y hacen de su voluntad nuestras acciones y emociones repercutiendo de diversas formas en aquello que llamamos “vida” o bien podemos bautizarla Consciencia. Desde ya es curioso que Inconsciente y Consciencia pertenezcan a sexos opuestos. Tendrán acaso la posibilidad de procrearse generando familias, tribus, etnias, culturas, lenguajes, regiones geográficas…
No lo podemos afirmar, lo cual deja una puerta abierta a la investigación de quienes abocan sus Consciencias a estudiar el Inconsciente.
Nicolás Cattáneo.
13 de abril de 2010.
miércoles, 14 de abril de 2010
Primer beso
El preludio, el suspiro. Dos lenguas anudadas que navegan en un mar en común. Explosión química sin abalanzarse. Tantos besos que no fueron hasta este. El Big Bang, el Atlántico. El Pacífico, ausente. Viaje con cuatro ojos cerrados hacia puertos desconocidos dentro de las mismas bocas. Búsqueda, exploración. Ojos que se entreabren y se ríen. Vuelven a cerrarse. La sensación se traduce en las manos que quieren abrazar y ser parte activa. La música de las respiraciones que flotan en un solo aire respirado al unísono. El Renacimiento con ganas. Las bocas que acaban y se inundan ansiosas de otra oportunidad.
El nudista feliz
La necesidad de desnudarme para que la gente que quiero también se desnude crece y me intriga hasta ese límite que la mayoría no quiere conocer. Después de todo o antes de nada, ¿qué es lo peor que puede pasar? Me encanta imaginarme el “peor escenario” antes de mis acciones para com-probar que nada sería tan dramático y que, además, habría un segundo acto en el que la función podría mejorar. Caso contrario, cambio de elenco. Con plena conciencia de ser director y protagonista. Lo demás es artificial. Éxito, fracaso, aplausos, felicitaciones, convenciones y costumbres. Apenas adornos necesarios y divertidos para decorar una puesta en escena vital.
En ese momento consciente, nacen mis adicciones, concientes o inconcientes, anestesias necesarias e innecesarias, despertares violentos, ebullición de la sangre, vida in-perdurable y el placer de mis pecados que me impulsan a seguir a ver qué hay más allá de mi desnudez.
El sincericida
Lastimé a mucha gente siendo real. Ahora opto por autodestruirme textualmente antes de generar más dolor. Elegí sobrevivir en el sincericidio literario en todas sus formas y deformidades. Aún me importa no negar mi esencia aunque apenas sea en una sopa de letras. Me pasaron cosas indeseables y, en sus respectivos mientras tantos, tuve tres caminos: negarlas o hacerme cargo. La tercera opción fue mi purgatorio emocional. Las mandé ahí a ver qué les pasaba. Algunas se pudrieron, otras resucitaron más fuertes.
El “siempre” y el “nunca” no existieron a menos que me los creyera o creara. Paradójicamente en mi tiempo, estas líneas van llegando a su final (no necesariamente a su fin) y si alguien las está leyendo es porque aún sobreviven para que ese mismísimo alguien (o Alien quizás) decida si quiere seguir conociendo algo más que este relato que por auto y micro limitaciones, ya acabó.
El “siempre” y el “nunca” no existieron a menos que me los creyera o creara. Paradójicamente en mi tiempo, estas líneas van llegando a su final (no necesariamente a su fin) y si alguien las está leyendo es porque aún sobreviven para que ese mismísimo alguien (o Alien quizás) decida si quiere seguir conociendo algo más que este relato que por auto y micro limitaciones, ya acabó.
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