La vida se para en el ómnibus y en el dentista.
En el ómnibus la vida se detiene mirando la ruta, justo cuando sentiste que el tiempo se paraba para no dejarte pasar más allá de tus ganas de seguir viaje.
En el dentista la vida se detiene cuando mirás para arriba y te sumergís en la luz del techo de la última vez que escuchaste el ruido del torno y oliste el olor a diente quemado.
En el ómnibus la vida se detiene mirando la ruta, justo cuando sentiste que el tiempo se paraba para no dejarte pasar más allá de tus ganas de seguir viaje.
En el dentista la vida se detiene cuando mirás para arriba y te sumergís en la luz del techo de la última vez que escuchaste el ruido del torno y oliste el olor a diente quemado.
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